Las Fortalezas - Tunte - Arteara

El complejo arqueológico de La Fortaleza está compuesto por tres grandes roques: La Fortaleza Grande, la Fortaleza Chica y Titana.

Este enclave aparece en las fuentes documentales desde mediados del siglo XVI aunque cae en el olvido de la investigación arqueológica hasta finales del siglo XIX. Después de un nuevo período de olvido científico, ya será en los años sesenta del siglo XX cuando cobre cierta relevancia.

Las primeras investigaciones sugirieron que podríamos estar ante Ansite, lugar en donde se da por concluida la conquista con la rendición de los aborígenes, aunque esta teoría no llega a ser probada. Otros investigadores, proponen que este espacio estuvo vinculado a los territorios sagrados del Sur-Sureste de Gran Canaria, es decir al templo de Humiaga del que nos hablan las fuentes. Ya que, además de las numerosas cuevas acondicionadas, tanto para vivienda como para almacenamiento, y los espacios de enterramiento, destaca la cima de La Fortaleza Grande interpretada como un santuario. Es probable que estuviera relacionado con los enterramientos localizados allí y fechados entre los siglos V-VI d.C., así como con rituales y la realización de ofrendas de comida por parte de la comunidad en las construcciones realizadas ex profeso en la cima (siglos VI-VII).

Los trabajos de investigación en los graneros y silos situados en la cara este de La Fortaleza Grande, han proporcionado diferentes tipos de semillas cultivadas y silvestres.

En la actualidad, los trabajos arqueológicos confirman la importancia del yacimiento tanto por su estado de conservación como por el alcance y variedad de sus restos, identificando un gran poblado en la cara oeste de La Fortaleza Grande, revelando ritos de índole doméstico no conocidos hasta ahora.

 

En la "Montaña de Tunte" (o "Montaña de Los Huesos", por la cantidad de enterramientos que los lugareños encontraron en su día en la parte alta del poblado), en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, se encuentra el poblado del mismo nombre. Se trata del conjunto de cuevas más espectacular de toda la Isla, y también de todo el Archipiélago canario.

El antiguo poblado de Tunte es una aldea abierta en el interior de la piedra que tiene más de cien habitaciones comunicadas entre sí por pasadizos, andenes y escalones labrados también en la roca.

Entre diferentes elementos de enorme valor arqueológico destacan varias cuevas pintadas, una de ellas en la parte baja del poblado.

El último punto de interés en la zona Sur es la "Necrópolis de Arteara".

El yacimiento está constituido por más de mil estructuras tumulares, fiel reflejo la importancia que debía tener la zona en la época aborigen. Muchas de estas estructuras son túmulos simples, espacios funerarios protegidos por piedras amontonadas que forman pequeños montículos.

Al igual que en la Necrópolis del Maipes de Agaete, una muralla circunda todo el complejo funerario, delimitando el espacio reservado a las sepulturas