TÍTERES

En septiembre de 2006 se presentó en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada el cuento infantil Arajelbén (hasta otro día). De cómo se conocieron Arminda y Fernandillo; y pocos días después esa misma historia se representaba con marionetas en el propio museo y, al tiempo, se ponía en marcha el taller Titiriteando en la Cueva Pintada, que permitía trabajar en familia con los personajes y la historia de Arajelbén.

Culminaba así un largo proceso de diseño y producción de una acción didáctica que se había empezado a gestar en el seno del Proyecto Museográfico del museo. De forma que lo que comenzó siendo una aventura literaria, acabó por convertir en una acción didáctica integral, contribuyendo a la difusión de los contenidos que ofrece la Cueva Pintada, además de ser un reclamo para la visita al yacimiento, escenario real en el que se desarrollaron Las aventuras de Arminda.

El punto de partida de este proyecto consistía en transformar a la protagonista de los audiovisuales que se proyectan en el Museo, Arminda, en el personaje central de un cuento infantil. Posteriormente, éste debía ser dramatizado para que la historia pudiera ser representada con títeres, y culminarlo con la oferta de un taller concebido para el público infantil y familiar. La necesidad de contar con una historia/cuento que sustentara el resto de la acción didáctica llevó a plantear la posibilidad de que este cuento se convierta en un proyecto editorial que traspasara las fronteras del propio museo.

El escenario se centró en el Agaldar prehispánico y el caserío de la Cueva Pintada. Por lo que se refiere a los personajes, Arminda se debía convertir en la protagonista en torno a la cual se vertebrara el cuento, pero, además, se pensó en crear un personaje infantil llegado desde tierras peninsulares y que hiciera posible trabajar temas transversales vinculados al encuentro de culturas y los conflictos que este hecho genera. Por último, y en buena lógica, la acción debía relacionarse con los acontecimientos históricos vividos por la protagonista, es decir, el período vinculado a la conquista de la isla por los castellanos.

Así nació la Arminda de Arajelbén, que nos muestra de forma abierta y clara su mirada dulce, próxima, traviesa, sincera… El otro personaje, Fernandillo, también resulta familiar, hasta el punto que no resulta extraño al lector que Arminda encuentre en él un compañero de juegos, un confidente, un cómplice en ese mundo que va cambiando de forma rápida e incontrolable…

Las descripciones los escenarios donde se desarrollan las acciones, permitieron la recreación de ambientes domésticos, paisajes, contextos arqueológicos, que son de vital importancia para contextualizar, pero también para introducir de forma sutil las formas de vida prehispánicas: vestuarios, enseres, poblados, actividades económicas, entornos naturales…

Casi de forma paralela al nacimiento de esta historia se empezó a trabajar en la dramaturgia, y en la concepción y fabricación de los títeres. La elección de una determinada estética, en la que se impuso el muñeco de goma-espuma, ha resultado muy satisfactoria, pues el público siente esos personajes como cercanos, gracias, sin duda, a la implicación de los intérpretes /manipuladores de la compañía

Es indudable que esta aventura literaria, que se ha convertido en acción didáctica integral, está contribuyendo a la difusión de los contenidos que ofrece la Cueva Pintada, además de ser un reclamo para la visita al yacimiento, escenario real en el que se desarrollaron Las aventuras de Arminda.

En el año 2020 se estrenó una nueva representación correspondiente a una nueva publicación llamada, Arminda y el ataque del corsario  https://youtu.be/MZ606wTno2I