Un gran número de herramientas eran fabricadas en piedra.
Las rocas más empleadas fueron los basaltos, las fonolitas y los vidrios volcánicos entre los que destacan las obsidianas.
Las piedras eran talladas para crear filos vivos con los que poder trabajar otras materias primas (madera, hueso, piel) o llevar a cabo otros trabajos como los de carnicería o preparación de alimentos.
Los basaltos también eran pulimentados para fabricar molinos circulares y morteros de forma alargada.
Los molinos eran utilizados para moler el grano y obtener harina, aunque hay algunos ejemplos que demuestran que eran utilizados también para triturar el almagre que servía como colorante para decorar las cerámicas, el interior de las cuevas y las casas.