Interior de la tienda de la Casa de Colón

Interior de la tienda de la Casa de Colón

Un visitante observa una vitrina de la tienda de Cueva Pintada

Un visitante observa una vitrina de la tienda de Cueva Pintada

Algunos de los productos que vende la tienda de la Casa de Colón

Algunos de los productos que vende la tienda de la Casa de Colón

Reproducciones de barro de las pintaderas canarias que vende la tienda de Cueva Pintada

Reproducciones de barro de las pintaderas canarias que vende la tienda de Cueva Pintada

Fachada de la tienda de la Casa de Colón

Fachada de la tienda de la Casa de Colón

15 de agosto de 2020

MUCHO MÁS QUE UNA TIENDA

LAS TIENDAS DE LA CASA DE COLÓN Y DEL MUSEO Y PARQUE ARQUEOLÓGICO CUEVA PINTADA, DOS EXTENSIONES DE AMBOS CENTROS QUE PROMOCIONAN Y COMERCIALIZAN SUS CONTENIDOS ENTRE SUS VISITANTES

Imágenes
Interior de la tienda de la Casa de Colón

Interior de la tienda de la Casa de Colón

Un visitante observa una vitrina de la tienda de Cueva Pintada

Un visitante observa una vitrina de la tienda de Cueva Pintada

Algunos de los productos que vende la tienda de la Casa de Colón

Algunos de los productos que vende la tienda de la Casa de Colón

Reproducciones de barro de las pintaderas canarias que vende la tienda de Cueva Pintada

Reproducciones de barro de las pintaderas canarias que vende la tienda de Cueva Pintada

Fachada de la tienda de la Casa de Colón

Fachada de la tienda de la Casa de Colón

Puede parecer una práctica novedosa, fruto de la mercantilización de la cultura, pero el caso es que las tiendas de los museos existen desde el siglo XVIII, cuando aún quedaban algunos años para que el capitalismo y la cultura de masas alcanzaran su madurez.  

Los puristas, empeñados en conservar el espíritu de los Templos de las Musas, dejaron sus reticencias a un lado cuando los recursos destinados a la financiación de los museos comenzaron a flaquear y el personal que trabaja en ellos pasaba a engrosar las listas del paro. Se observó entonces que las tiendas de las instituciones museísticas podrían suponer una vía importante de autofinanciación y, por lo tanto, de supervivencia de las mismas.

Desde que abriera la primera se han probado numerosos modelos. Desde simples mostradores de venta de postales, pósteres y recuerdos distintos, pasaron a ser un elemento fundamental para crear y exportar la imagen del museo, una herramienta de promoción y relación directa con el público que los visitaba.

Sin llegar al extremo del experimento del Broadway Museum of Art en Nueva York, que encargó a la marca Louis Vuitton montar una tienda donde se podían adquirir algunas de las piezas vistas en la exposición dedicada al artista Takashi Murakami;  o la de la Tate Mondern de Londres, en la que la propia exposición ‘Pop Life’ era una tienda en sí misma, la mayor parte de los museos han sabido ver en estos reductos convertidos hoy en una extensión del propio centro, la capacidad de afianzar y comunicar su imagen de marca, identidad y misión cultural, además de convertirse en muchos casos escaparate para las creaciones de los artistas locales.

Esa es la línea que siguen las tiendas de los museos de la Casa de Colón de la capital grancanaria y el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada de Gáldar, ambos dependientes de la Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria.

En ellas se pueden adquirir desde réplicas de piezas procedentes de las excavaciones del popular yacimiento de Gáldar, hasta una cuidada selección de productos exclusivos y originales como astrolabios y brújulas, que nos recuerdan el paso de Colón por Gran Canaria. Todos, objetos amplificadores de la narrativa de las instituciones.

 

Más de un millar de objetos

Además, estos espacios funcionan también como escaparates de la obra de numerosos artistas canarios. Creadores de todas las islas exponen allí su trabajo, artículos únicos y para todos los bolsillos y gustos. En la tienda del museo americanista se pueden encontrar artículos que van desde los 175 euros los más caros (imitaciones de objetos de navegación), a los 50 céntimos que cuestan las socorridas postales. Desde joyas, pañuelos de seda pintados, camisetas y viseras, imanes, guías turísticas, ediciones del Cabildo, tazas de porcelana, juegos infantiles… toda una amplia gama de posibilidades en los más de mil objetos diferentes que la tienda ofrece. Destacan desde las láminas de la empresa Plan B, con divertidas capturas de rincones de la isla, hasta los novedosos mapas en formato postal de la firma Take Me Out, uno de los productos incorporados más recientemente a la tienda de la Casa de Colón.

El público puede acceder a este espacio comercial de unos 70 metros cuadrados de superficie, inaugurado en 2013, tanto desde el interior del museo como desde la emblemática plaza del Pilar Nuevo, donde tiene la tienda tiene su escaparate, junto a la conocida como Portada Verde de la Casa de Colón.

Los artículos estrella y más demandados siguen siendo los que perpetúan, en la memoria del público, el recuerdo de la visita al museo. Por ejemplo, las joyas de la reina Isabel, diseñadas por Luis Valencia para la serie de ficción producida en 2012 por Televisión Española ‘Isabel’ inspirada en la vida de la reina de Castilla. Expuestas en la exposición realizada en 2013 a propósito de dicha serie, siguen siendo el objeto de búsqueda de una gran parte del público visitante que se acerca a la Casa de Colón.

Estos espacios no solo se convierten en una extensión de los museos, sino que se conforman como lugares donde encontrar piezas originales, como las joyas de la artista tinerfeña Beatriz Vergara, CEO y alma de Hissia, que combinan diseño, artesanía y sostenibilidad. Vergara utiliza técnicas tradicionales de artesanos locales, procedentes de pequeños talleres en África Occidental, India y España. En el espacio de la Casa de Colón se pueden adquirir las delicadas y pequeñas producciones de sus series limitadas que se venden en España, Bélgica y Portugal y que marcan una línea atemporal entre moda y joyería. Así mismo se venden las piezas y abanicos de seda la creadora Ana Seco bajo su firma Canary Nature, los bolsos a Afortunadas que reproducen paisajes emblemáticos de Canarias o las joyas de Ados. También pinturas y tulipas originales para pequeñas lámparas de la creadora grancanaria Paqui Martín. Ahora mismo, los visitantes nacionales son los que más consumen, pero antes de la pandemia, eran, por este orden, ingleses, alemanes y polacos, los que más obtenían recuerdos en esta tienda situada en la plaza del Pilar Nuevo de Vegueta, que abre todos los días del año.

 

Cachitos de historia

En el área de acogida del Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada, que es a la vez el lugar donde se inicia y termina la visita al centro, se encuentra su tienda-librería, abierta hace catorce años, donde se pueden encontrar productos y publicaciones relacionados con las colecciones del museo o con la historia y arqueología en general de la isla.

La gestión de esta tienda corre a cargo de El rincón de Arminda, que ha diseñado una serie de productos exclusivos que combinan calidad, cultura y exclusividad. Para ello, cuentan con la colaboración de diversos artesanos de la isla que han realizado diseños exclusivos inspirados en las colecciones del museo. Artesanos de la plata, joyas de lava de Lanzarote, cuchillos canarios, cerámica, cuero, bisutería, ropa, papelería…

Más de 55 metros cuadrados en los que se ponen a la venta más de 300 códigos distintos, “todos ellos relacionados con la historia de los antiguos habitantes de la isla, ‘cachitos de historia”, como le gusta definirlos a Pilar Arguello, que gestiona desde hace once años esta tienda. El 80 por ciento esos artículos tienen origen artesano, porque Argüello, una apasionada de la historia que procede de una familia de comerciantes, trabaja con más de una quincena de artesanos de Canarias. “Priorizo lo local y mi concepto es que el visitante se lleve, más que un recuerdo, un retazo del ayer con el que pueda resignificar su hoy”, añade. Otro dato significativo de la línea de explotación de esta tienda es que muchos de sus objetos son manufacturados con materiales reutilizables y reciclados. “Esa economía sostenible es también un guiño a los antiguos canarios, que mostraron un respeto al territorio que habitaban”, dice.

La tienda de Cueva Pintada abre seis días a la semana (de martes a domingo) y sus productos estrella van desde los sellos o pintaderas canarias de barro a los imanes, pasando por la bisutería de lava conejera. El turismo de invierno (alemanes y nórdicos) suele adquirir la cerámica cara, mientras que el estival (peninsular, canario y francés) es más dado a encapricharse con los recuerdos de precio más económico. Sus precios oscilan desde los 0,30 euros de un marcalibros, a los 200 de un cuchillo canario que reproduce en sus incrustaciones las formas geométricas de la famosa cámara policromada del museo.

Adquiriendo sus productos en ambas tiendas, el visitante puede llevarse el arte a casa y contribuir a favorecer el tejido creativo local.